Historia del oboe

El oboe y su historia

La historia del oboe -más o menos resumida- se remonta a alrededor de 3.000 años a.C. Sus antepasados de doble caña ya habían sido reflejados en manifestaciones artísticas de diversas culturas, como las de la región de Mesopotamia, Egipto o la antigua Grecia. Incluso algunos de ellos entroncan con ancestros de civilizaciones aún más antiguas, como el suona o guan chino, el hirichiriki japonés o el sahnai o negasvaram indio, entre otros.

Los sumerios, los babilonios y los asirios, en sus respectivas civilizaciones de Mesopotamia, Babilonia e Isin, poseían diferentes tipos de oboes que se conocían bajo la genérica denominación de abud.

En Egipto hacia el 2.000 a.C este tipo de instrumentos de lengüeta doble de bambú llamados majt eran muy populares.

En la antigua Grecia, entre el 664 y 30 a.C, era famoso en el teatro y otras expresiones artísticas el aulós, un instrumento de viento de sonido agudo y un tanto estridente. Aristóteles lo mencionó en su obra Arte poética y recomendaba que fuera tocado por músicos con experiencia dada su dificultad de ejecución. Platón incluso lo llegó a prohibir en La República por no poseer buen timbre ni afinación. En Roma se lo conoció como tibia y se usaba en funerales.

Sus más famosos antecesores

Entre los otros parientes más conocidos del actual oboe se encuentran los ‘oboes’ tradicionales, como:

  • el duduk, en toda la región de Eurasia (Armenia, Georgia, etc.);
  • el zurna, en la zona de Turquía;
  • la cornamusa, en el lmperio Romano y extendida también a otros pueblos;
  • la gaita de los pueblos celtas;
  • la bombarda, además de la célebre chirimía o dulzaina, un cálamo o caramillo de lengüeta doble (chalumeau, en francés, y shawm, en inglés), entre otros, durante la Edad Media.

A partir del siglo XIII, Cousteill, ubicada en el Poitou francés, llegó a ser una localidad que destacó por la elaboración de primigenios oboes.

En 1695 Henry Purcell publicó en Inglaterra el primer manual de oboe.

Durante el Barroco, el oboe jugó un importante papel en la música de la época, de la mano de autores tan importantes como Bach, Händel y Telemann, entre otros. Al oboe barroco se lo llamaba hautbois, que significa ‘madera alta’ en francés. Coexistió con el denominado oboe da caccia (oboe de caza), de cuerpo curvo y empleado también en muchas de las cantatas y misas de Bach.

Fue en el Clasicismo cuando el instrumento se incorporó a la orquesta. Y se volvió incluso más conocido gracias a los conciertos de Lebrun.

En el Romanticismo, adquirió si cabe más protagonismo. Se confeccionaron oboes de tallado y diseños más elaborados. En 1820, Joseph Sellner fue el que creó el oboe de llaves en la ciudad de Viena, hecho por el que se lo considera como el inventor del actual oboe. A finales del siglo XIX fue de nuevo en Francia donde se desarrolló un nuevo sistema de funcionamiento para el oboe conocido como estilo conservatorio,  que es el que se utiliza principalmente en la actualidad.

A lo largo del siglo XX fue perfeccionado por parte de diversos constructores, como Lorée y Marigaux, hasta nuestros días.

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